Para aquellas personas que no han convivido nunca con un gato, éstos pueden ser poco cariñosos y fríos (normalmente porque se les compara con los perros), pero para nada son así. Disfrutan de la compañía humana y, sobre todo, de sus caricias. Eso sí, cuando a ellos les apetece. Por esa razón, en este post analizaremos qué partes de su cuerpo les gusta ser acariciados y cuáles no. Vamos a ello:
Partes donde les gusta:
- Cabeza y entre las orejas: La mayoría de los gatos disfruta de caricias suaves en la parte superior de la cabeza y entre las orejas. Estas áreas tienen muchas terminaciones nerviosas que les brindan confort.
- Mejillas: Acariciar las mejillas, justo donde los bigotes se conectan con la piel, es otra área favorita. Los gatos tienen glándulas odoríferas aquí, y disfrutan marcar objetos (incluidas las personas) con su olor mientras son acariciados.
- Barbilla: La barbilla, especialmente la parte inferior, es un área que puede ser muy placentera para algunos gatos. Sin embargo, siempre es recomendable hacerlo de manera suave.
- Cuello: Al igual que la cabeza, los gatos disfrutan de caricias suaves en el cuello. Este tipo de contacto puede relajarlos mucho.
- Parte final de la espalda: Justo donde termina la espalda y empieza la cola es otro de los puntos que, en general, gusta mucho a los gatos.
Partes donde no les gusta:
- Panza: Aunque algunos gatos permiten que se les acaricie la barriga, la mayoría lo odia, ya que es una zona muy vulnerable para ellos. Si te permiten hacerlo, es un signo de gran confianza, pero muchos gatos reaccionan de forma defensiva.
- Cola: A la mayoría de los gatos no les gusta que les acaricien la cola ni la base de esta. Pueden mostrarse irritados o reaccionar con un mordisco o arañazo si insistes en esta área.
- Patas: En general, a los gatos no les gusta que les acaricien las patas. Las patas son una zona muy sensible para ellos, y muchos gatos pueden sentirse incómodos o incluso defensivos si alguien intenta tocarlas. Esto se debe a que las patas son esenciales para su movilidad y defensa, y por tanto, tienden a protegerlas. Algunos gatos pueden tolerarlo si tienen una relación muy cercana y de confianza con su dueño, pero incluso en esos casos, lo más común es que retiren las patas o se alejen si sienten incomodidad.
Recuerda que cada gato es diferente, y es importante observar su lenguaje corporal para determinar lo que le gusta o le molesta. De todas formas, por todos es sabido que las caricias a los gatos tienen limitaciones. Él marcará hasta donde quiera ser acariciado por mucho que le guste la zona. Es decir, hay un número de caricias máximas. A partir de ahí se activará la alarma y podrá haber consecuencias en forma de mordiscos o arañazos. Pueden cambiar drásticamente su carácter y pasar de ser dóciles y cariñosos a ariscos y agresivos. Hay que saber leer las señales que nos avisan de todos estos cambios.
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